miércoles, 18 de mayo de 2011

Activismo político y Facebook (Publicado en los Andes)

El sociólogo Charles Tilly, dedicó gran parte de su vida al estudio de los movimientos sociales, dejando en la última obra de una vasta producción de más de 50 títulos, un interesante análisis sobre el futuro de este fenómeno. Tilly murió antes de la publicación de “Los movimientos sociales 1768- 2008, desde sus orígenes al Facebook” (2010- Crítica, Barcelona), libro que de alguna forma fue un esfuerzo de síntesis de su larga experiencia investigativa, donde combino su cabal conocimiento de la historia, la sociología y el análisis político.

La obra narra los inicios de los movimientos sociales con las protestas populares de distinta índole que atravesó Inglaterra a mediados del Siglo XVIII, para posteriormente estudiar la expansión de este fenómeno como instrumento de trasformación social en los siglos siguientes, hasta llegar a nuestra actual época de globalización y nuevos medios de comunicación. Así como para el siglo XIX la imprenta supuso un medio de comunicación importante para la propagación de los movimientos sociales, o de la misma manera la radio y televisión lo fueron en el siglo XX, en nuestro siglo internet y concretamente el Facebook se ha convertido en ese medio capaz de interconectar y hasta movilizar a miles de ciudadanos. La utilización de este medio es ya habitual y sus efectos los hemos podido comprobar con la elección de Obama, los movimientos de insurrección árabe -que muchos no imaginaron posible por esa falta de conocimiento que tenemos sobre la cultura árabe musulmana- o los efectos más mediáticos en las actuales elecciones presidenciales de nuestro país.

El estudio de los movimientos sociales es complejo y no pretendemos desglosar aquí lo que a Tilly le mereció toda una vida de investigación; sin embargo una de sus principales conclusiones es que a mayor número de movimientos sociales, mayor será la presencia de las instituciones democráticas y de mejor manera se podrá fomentar su funcionamiento. Es el sentido que hoy recobra la expresión “movimiento social “, una especie de contrapeso a los atropellos del poder opresivo con un llamamiento claro a la acción popular para hacerle frente a un amplísimo abanico de amenazas.

Son distintos los movimientos sociales pues varían desde reivindicaciones locales, regionales a internacionales. Aunque parece ser la internacionalización el futuro de muchas de ellas como es el caso de movimientos de derechos humanos, ambientalistas o antiglobalización. Todas diversas en sus fines, tanto como en su unidad y número, utilizan hoy medios digitales para mantener más activos a sus miembros o establecer alianzas supranacionales. No obstante, no son estos movimientos los únicos que hacen uso de estos medios con fines políticos, como es lógico también dichos medios son utilizados desde las órbitas del poder económico o político. Tilly nos advierte en este punto, que debemos andar con cuidado antes de decantarnos por el determinismo de las comunicaciones, puesto que su utilización no nos asegura el éxito de los objetivos de dichos movimientos, ya que actualmente existe una desigualdad en el acceso a la tecnología y más aun se experimenta una relación asimétrica entre los productores de contenidos de información y consumidores de estas.

Son esos medios de comunicación los mismos que utilizamos a diario más allá de nuestra simpatía o no con los movimientos sociales. Medios como el Faceboock que lamentablemente no ha sabido cumplir ni siquiera un rol informativo en este proceso electoral, ni mucho menos de movilización o activismo político. Al contrario el Faceboock ha sido la plataforma para reavivar esos sentimientos reprimidos que están presentes en sus usuarios mayoritarios, aquellos que creen que el Facebook es su feudo pues su título universitario o su condición de clase así lo determinan y por ello convierten dicha herramienta comunicativa en un escenario de intolerancia y racismo.

Lo cierto es que aunque el Facebook actualmente es una especie de escaparate donde la vanidad y superficialidad de las relaciones sociales toman el protagonismo, eso no es razón suficiente para que alentados por el miedo colectivo basado en un supuesto perjuicio económico para el país, salgamos a ese escaparate y colguemos agravios vergonzosos o para que en nombre de la ética y los principios insultemos al adversario político. Aunque sea precisamente eso lo que también está en juego en estas elecciones: seguridad económica vs principios éticos.

http://www.losandes.com.pe/Opinion/20110517/49932.html