miércoles, 17 de noviembre de 2010

Comentarios en torno a un “desajuste generalizado” por Luis A. HALLAZI

El tercer ensayo de Amin Maalouf es un diagnóstico inquietante, escrito con suma claridad, que nos lleva a reflexionar sobre un desajuste generalizado[1]. El logro de su obra ensayística radica en un equilibrio entre razón ilustrada y emoción.
Si en su primer ensayo, Las cruzadas vistas por los árabes (1983), el autor ya planteaba que la principal causa de que el Oriente árabe siga viendo a Occidente como enemigo natural, es el análisis histórico que se ha hecho de las cruzadas; en su segundo ensayo, Identidades asesinas (1998), nos alerta sobre ese mismo desconocimiento histórico, sus consecuencias y el peligro de refugiarse en la defensa de una identidad única. De esta forma llegamos a El desajuste del mundo, cuando nuestras civilizaciones se agotan, donde Maalouf narra los distintos hechos de nuestra historia reciente demostrándonos que su oficio literario es una garantía para que el lector reflexione y se sienta partícipe de estos tiempos.
La vasta obra literaria y ensayística de Amin, es premonitoria respecto al análisis de las causas de tensión entre dos mundos supuestamente distintos: el Oriente árabe y Occidente. Además su experiencia como ciudadano libanés y francés, le otorga una legitimidad que le permite ser sumamente crítico, tanto con la cultura que lo vio nacer como con la que le vio crecer.
El autor se pregunta con inquietud “si nuestra especie no ha llegado, por decirlo de alguna manera, al umbral de incompetencia ética, si sigue acaso avanzando, si no acaba quizás de iniciar una regresión que pone en entredicho lo que tantas generaciones sucesivas se habían esforzado por edificar”[2]. Y, para dejar clara su postura desde el principio, confiesa que su credo es el de un ilustrado. Amin es árabe, mas no musulmán; en su última novela autobiográfica Orígenes[3] nos ofrece una nostálgica mirada a sus antepasados, una familia melquita católica. En la novela va reconstruyendo su pasado a partir de las cartas guardadas de su abuelo; reconociendo entre ellos a místicos y masones, comerciantes y profesores; todos soñadores, políglotas y cosmopolitas. Esta revisión es una manera de saldar cuentas con sus orígenes, donde nos desvela detalles que nos permiten conocer al narrador de El desajuste del mundo, y las razones por las que apuesta por la construcción de un mundo global basado en valores universales. Amin Maalouf es un cosmopolita, se deduce de su obra, y es también un defensor de la pluralidad y la diversidad; siente un gran temor por la extensión del fanatismo, la violencia, la exclusión y la desesperación que percibe en el mundo árabe musulmán. Maalouf, nos advierte sobre la penetración social de una lógica del desencuentro que interpreta el mundo desde una oposición, de nosotros y ellos, y apunta a la rivalidad actual como una vía muerta, sin dirección ni sentido. A su vez, Maalouf ensaya respuestas a esa realidad y propone la búsqueda de un punto de encuentro, de un pacto humanista que redirija las fuerzas a un terreno de lo común y lo compartido(...)
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[1] Amin Maalouf, escritor libanés exiliado desde 1975 en Francia, reciente Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2010. Además, estudio Economía, Política y Sociología. Trabajó como periodista y autor de novelas históricas, entre ellas León el Africano o La roca de Tanios (Premio Goncourt 1993).
[2] MAALOUF, Amin (2009), El desajuste del mundo, cuando nuestras civilizaciones se agotan, Alianza Editorial, Madrid, p. 13.
[3] MAALOUF, Amin (2004), Orígenes, Alianza Editorial, Madrid.

miércoles, 30 de junio de 2010

Algunos apuntes sobre los pueblos indigenas de los andes peruanos

En esta zona existe una distancia cada vez más creciente entre las instituciones gubernamentales y los pueblos indígenas, cuya relevante presencia en esta región no se traduce en una equivalente capacidad decisoria en los asuntos que les afectan; dado que los mecanismos convencionales de participación política muchas veces son incapaces de traducir las demandas más consensuadas de los pueblos indígenas de los andes peruanos.

Debemos tomar en cuenta, que son estos pueblos indígenas los que responden al índice de pobreza y en la gran mayoría extrema pobreza en el Estado peruano[1], precisamente por su exclusión social a lo largo de la etapa republicana. Otro antecedente que nos permite resaltar la importancia sobre la exclusión social de estas poblaciones es que son las mismas que sufrieron la mayor pérdida de vidas en la etapa de convulsión social máxima, que atravesó el Estado peruano entre los años 1980 y 2000, donde el 70% de las víctimas eran indígenas[2]. Esta marginalidad se ha manifestado en la dificultad que ha existido y existe al momento de establecer el concepto mismo de indígena; que desde la época colonial pasando por la independencia hasta la época republicana, siempre ha causado debates según las coyunturas y la perspectiva que se viera. En la actualidad, podemos distinguir los conceptos y denominaciones que se manejan desde el plano oficial, los del mundo académico, los de las organizaciones indígenas (en muchos casos influidas por los convenios internacionales) y, por último y muy importante, los que asumen los sujetos originarios del ande y de la amazonía; que muchas veces no aceptan o desconocen las clasificaciones impuestas desde fuera de su propio devenir sociocultural local o regional. Esto es un inconveniente sobre todo en los andes peruanos, donde existe un proceso latente de “desindigenización” que tomaremos en cuenta para efectos de nuestro estudio. Sin embargo, de manera general se han determinado cambios en la estructura socioeconómica que se iniciaron particularmente en el área rural con el proceso de reasignación de la propiedad de la tierra que significó la Reforma Agraria de 1969 promovido por el autodenominado Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas, liderado tras un golpe de Estado por Juan F. Velasco Alvarado. Donde se reconoció la existencia política de las comunidades indígenas, tanto andinas como amazónicas, lo que significó, a pesar de las circunstancias ilegitimas de tomar el poder, cambios sociopolíticos a favor del reconocimiento de las poblaciones indígenas. Posteriormente, dicho reconocimiento de derechos es planteada en el nivel internacional y asumidas por el Estado peruano[3]. Con ello el término indígena se abrió nuevamente paso en la legislación peruana y viene siendo reivindicado por algunos movimientos indígenas, particularmente amazónicos, que se sirven del Convenio 169 de la O.I.T. donde amparan distintos derechos; principalmente cuando se trata de reivindicar mecanismos de participación política que les permitan tomar parte en las decisiones que afecten a su territorio o el acceso a los recursos naturales.

En el plano oficial, se mantiene la clasificación de comunidad campesina y comunidad nativa, y se agrega la de pueblos indígenas. Pese a estos virajes a favor de los derechos indígenas, muchos campesinos, principalmente del ande, no se autoperciben como "indígenas", ni esgrimen explícitamente propuestas de identidad étnica, debido precisamente al temor de discriminación que este término genera y al rechazo a una categoría que sigue siendo considerada, desde su perspectiva y la de amplios sectores de la población no indígena, como propia de una condición social y ciudadanía subordinada.

Ante estas circunstancias sociopolíticas, es que intento abordar desde los estudios de la ciencia política, cual es el problema relevante, sin perder en cuenta que me hallo en un escenario de observación muy dinámico. Describiré el contexto que me permitió reparar en mi objeto de estudio, el cual es la participación política de los pueblos indígenas en el marco de los distintos conflictos territoriales y de acceso a los recursos naturales que en la última década han sido una constante, debido a la alta actividad de exploración y explotación de recursos minerales principalmente, que enfrenta a las comunidades indígenas de los andes con el Estado peruano y como intermediarios dentro de estas disputas se encuentran las empresas privadas.

Varios han sido los casos en que las disputas por estos recursos, terminan en enfrentamiento, donde finalmente las discrepancias terminan imponiéndose por la presión de la movilización en las calles y las carreteras puesto que las poblaciones no son escuchadas por las líneas democráticas. En la totalidad de estos enfrentamientos, los pueblos indígenas se han opuesto a un tipo de “desarrollo” altamente contaminante a nivel de salud pública en lo que respecta a sus actividades económicas, este tipo de inquietudes, son las que me han hecho preguntar ¿Qué hay detrás de esas protestas?, ¿Qué aportan estas movilizaciones indígenas un Estado democrático?, ¿Existe una propuesta que va más allá de la defensa de su territorio y el acceso los recursos naturales? Sin duda que estas preguntas han desencadenado otras de orden epistemológico ¿Qué tipo de estudios se han preocupado por estos aspectos?, ¿Qué sabemos y qué desconocemos de estos fenómenos políticos? Estas preguntas nos permitirán explicarnos cuáles son las raíces de los intereses de cada actor político y la manera teórica más oportuna de aproximarnos a ella es estudiar los hechos desde los distintos canales de participación política que ofrece un Estado democrático, en paralelo a la legitimidad de los movimientos sociales como constructoras de acción política participativa dentro de un marco jurídico nacional e internacional...



[1] El problema de la pobreza sigue vigente en el Perú de hoy, donde más del 40% de la población vive en estado de pobreza y cerca del 18% se encuentra en una situación de pobreza extrema. Es necesario apuntar que los niveles altos de pobreza se siguen manteniendo en la Sierra y Selva en el ámbito rural; donde precisamente es lugar geográfico en que se encuentran asentados los pueblos indígenas de los andes peruanos. Estos son extraídos del informe técnico del 2007 del Instituto Nacional de Estadística e Informática (I.N.E.I.)

[2] Estos son los años que comprende el estudio de una comisión ad hoc denominada Comisión de la Verdad y Reconciliación (C.V.R.) que investigó los hechos de dicha violencia entre las agrupaciones de Sendero Luminoso, el Movimiento Rebelde Túpac Amaru y las fuerzas militares des Estado peruano. Informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, Tomo IV, capitulo 1, violencia en las regiones p.p 250 y s.s.

[3] El Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (O.I.T.) reconocido por el estado peruano en 1994.

** La versión completa de dicho artículo se puede solicitar al correo electrónico

martes, 22 de junio de 2010

Soberanía alimentaria, un derecho a la vida: el caso de los andes peruanos

Luis Alberto Hallazi Méndez

Universidad Autónoma de Madrid

Resumen

Es hora de que la comunidad defensora de los derechos humanos se percate de un patrón que se está extendiendo por todo el mundo: comunidades diversas que vivían en cierta armonía ahora tiene que vivir en alarma constante debido a las amenazas socio económicas y políticas, inducidas por los gobiernos a favor de empresas trasnacionales. Gobiernos que pretenden generar dependencia alimentaria en las distintas etapas que abarcan: la producción, distribución y consumo, sea desde el control de las semillas, hasta el consumo final de organismos modificados genéticamente (OMG) llamados transgénicos.

En tanto, este artículo analizará brevemente el caso de los andes peruanos (Puno), una agricultura caracterizada por la producción campesina y la consecuente inseguridad alimentaria que generaría las recientes políticas gubernamentales como los tratados de libre comercio (TLC) con los Estados Unidos y China, vinculando aspectos como los derechos de propiedad intelectual, el control de las importaciones y exportaciones, la producción y distribución de alimentos, la protección de la biodiversidad.

Por tanto lo que se pretende con este breve analices es buscar mecanismos para defender el derecho a una soberanía alimentaria, como el derecho de los pueblos a definir sus propias políticas sustentables, garantizando el derecho a la alimentación para toda la población con base en la pequeña y mediana producción, respetando las culturas y la diversidad de los modos campesinos e indígenas de producción y comercialización agropecuaria, y su respectiva gestión de espacios rurales.

Palabras clave: tratado de libre comercio, propiedad intelectual, agrocombustibles, transgénicos.

++ Versión completa beto_ven21@hotmail.com